La transformación digital no es una solución, es una estrategia a largo plazo
Las empresas se encuentran ineludiblemente en el camino de la transformación digital. Esta es una condición sine qua non si desean asegurar su trayectoria en el mercado a largo plazo. Así lo han ido entendiendo poco a poco las empresas y pymes españolas, que durante la pandemia padecieron las carencias del modelo tradicional y disfrutaron, en algunos casos a regañadientes, de los beneficios del teletrabajo y del nuevo modelo digital que este abanderaba.
La emergencia sanitaria y el posterior confinamiento resultaron ser grandes acicates para la transformación digital. En España, se dio luz verde a decenas de proyectos que ponían la digitalización en el centro. El resultado ha sido una notable mejoría de España en lo que ha competitividad digital se refiere. En el Índice de Economía y Sociedad Digitales 2022 elaborado por la Comisión Europea, ha subido dos puestos respecto al año anterior, ubicándose en séptima posición entre 28 países europeos.
Pese a la importancia dada a la transformación digital, no todas las empresas muestran la misma disposición a llevarla a cabo. Son conscientes de que lejos de ser sencillo, este proceso involucra un alto grado de complejidad, al menos si se quiere hacerlo bien. No es tan simple como adoptar el teletrabajo o tener presencia en redes sociales: constituye una evolución que involucra a cada departamento y a todos los miembros del personal, desde el primero hasta el último.
Escasez de profesionales tecnológicos para la transformación digital
De ahí la importancia de abordar este asunto trascendental durante el 2023 China-EU Ecommerce Summit. En este evento, se celebró una mesa redonda bajo el título "Transformación digital: La hoja de ruta hacia la competitividad de las pymes españolas", presidida por Esther Calvo, gerente de Desarrollo Internacional en la Cámara de Comercio de Madrid.
En el caso concreto de las pequeñas y medianas empresas, resulta fundamental que sepan de antemano los desafíos que les aguardan si deciden poner en marcha su proceso de transformación digital. Siguiendo esta línea, Sandra Cerrada Sánchez, presidenta de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid, enumeró lo que para ella son los principales obstáculos que enfrentan estos negocios emergentes.
El primero de ellos es la escasez de profesionales tecnológicos. A menudo, las empresas que emprenden la transformación digital carecen del personal debidamente preparado para llevar a cabo este proceso de manera efectiva y sostenible en el tiempo. Puesto que esta es una iniciativa a largo plazo, se requiere una supervisión constante para ajustar los procesos a las nuevas tecnologías y necesidades emergentes. Esto no es tarea de cualquiera, sino de profesionales especializados en esta área.
Las empresas necesitan un cambio de mentalidad respecto a la digitalización
El segundo reto identificado por Sandra es la carencia palpable de una cultura tecnológica en las empresas. La percepción generalizada de que la digitalización es poco menos que la adopción de unas cuantas aplicaciones resulta simplista y errónea. La transformación digital, como su nombre lo dice, es realmente una transformación; implica que las empresas “adapten su modelo de negocio, sus métodos de trabajo, al nuevo paradigma”, para así tener mejoras en “innovación, colaboración y productividad”.
Stephen Wang, fundador y director ejecutivo de RECTA y PALMNET, coincidió con el análisis de Sandra. Enfatizó en que el primer obstáculo de las pymes al embarcarse en la transformación digital es el cambio de mentalidad: comprender que no se trata simplemente de “contratar una empresa tecnológica o elegir un software”. Por el contrario, como subraya Mariano de Mora, CEO de Rubricae, se trata de un proceso cuyo objetivo es “eliminar procesos que consumen tiempo y generan desperdicios”.
La transformación digital no termina con su implementación en una empresa
Dado que se trata innegablemente de un proceso complejo, las empresas deben estar pendientes de cada factor importante al momento de iniciarla, muchos de los cuales no son alcanzan a ver a simple vista. Por ejemplo, Mariano advierte que la digitalización conlleva costes ocultos para cualquier empresa. Suele pasar que las pymes se olvidan del mantenimiento continuo y las operaciones relacionadas, concentrándose únicamente en el proceso de implementación. De manera que se requiere una investigación minuciosa y una atención constante al feedback de los clientes para evitar sorpresas desagradables.
Para Stephen, está claro que la transformación digital en una empresa constituye un proyecto de gran envergadura, que exige la alineación de “todos los departamentos de la compañía”. Una vez establecida, no debe perderse de vista, sino que debe adaptarse continuamente a las demandas del consumidor digital. Ahí radica la clave: en concebirlo como un cambio a largo plazo, una estrategia constante más que una solución momentánea. Y es que, al fin y al cabo, "la transformación digital debe ser una estrategia, no una solución".